domingo, 30 de septiembre de 2007

Vecinos en la calle

Los vecinos de esta ilustre ciudad han descubierto el patrimonio de un modo que parece súbito. Por supuesto, lo que ocurre en realidad es que descubrieron que pueden defenderlo saliendo a la calle, protestando, movilizándose. Esto es, politizando el tema en el sentido más simple de ponerlo en la agenda política y cobrándoles a sus representantes electos la falta de legislación y de iniciativa política para defender el patrimonio construido.

En un punto, el tema es simple. Respecto del patrimonio hay tres clases de políticos. La mayoría nunca escuchó hablar del tema y no lo tiene presente porque con él no se ganan votos ni se tienen papelones. Son gente que sabe que, por ejemplo, no se puede cerrar un hospital ni siquiera si realmente hiciera falta cerrarlo, porque el escándalo sería sideral. Saben también que con el patrimonio no ocurre lo mismo.

Una minoría de políticos defiende el patrimonio, lo aprecia y conoce, pero hace apenas lo que puede ante una mayoría indiferente y ante el tercer tipo de político, minoritario pero realmente peligroso. Estos son los que directa o indirectamente lucran con la destrucción de nuestro edificios mejores, vía “peajes” para autorizar o acelerar construcciones o simplemente como miembros de la industria, a la que van a volver al dejar la función pública y en la que quieren ser recibidos con los brazos abiertos. Estos lo hacen por dinero y los ejemplos en administraciones pasadas, presentes y hasta futuras son claros y evidentes.

El único modo de parar esto es, desgraciadamente, haciendo olas. Los vecinos de Caballito, Parque Chas, Agronomía y Recoleta lo han descubierto y se mueven con energía, habiendo salvado ya varios edificios a fuerza de manifestaciones y recursos de amparo. Los eventos que se cuentan en la nota principal sobre el edificio de Montevideo 1244/50 les suben el costo político a los coimeros y a los indiferentes por igual, lo que ayuda a cuidar el patrimonio.

Ahora son los vecinos de la calle Pujol al 1400, en Caballito, los que salen a protestar, esta vez porque se va a construir un edificio de diez pisos en esa cuadra tranquila de casas unifamiliares, otra de las novedades con que se encuentran los porteños con el código que trabajaron finamente De la Rúa, Ibarra y Telerman, cada uno en su momento y con sus partes, para que toda la ciudad sea negocio para las constructoras. El miércoles, los vecinos se reunieron en la esquina de Pujol y Tres Arroyos para realizar un cacerolazo de protesta por el edificio. Como se verá, ya está empezando a haber una cierta sofisticación en la protesta, pues no se trata de una brutal torre sino de un edificio de diez pisos.

No muy lejos, en Floresta, los vecinos están de luto porque cerró el viejo café que desde hace muchos años encantaba con el nombre de El Arbolito, en la esquina de Bahía Blanca y Avellaneda, justo enfrente de la plaza Vélez Sarsfield. El barcito de la foto, una encantadora y típica esquina, cerró para ser reemplazado por la consabida torrecita de barrio, alta porque está en una avenida, y tan fea y olvidable como toda la arquitectura comercial actual. Los vecinos están enojados porque se dirigieron a su CGP, el 7, y a la Dirección General de Patrimonio pidiendo que el edificio sea catalogado aunque sea en su fachada, y cuentan que “nada se ha hecho”. Los vecinos de Floresta ya saben con qué bueyes aran y se están comunicando para sacar fotos de la esquina y pedirles a los obreros de la demolición que les regalen algunas molduras, para llevarlas a la Junta Histórica del barrio y preservarlas. Una tristeza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En realidad lo que pedimos es, en caso de que el edificio sea demolido (cosa que no esperamos suceda, para eso presentamos un recurso de amparo) puedan rescatarse algunas de sus magnificas molduras para exhibirlas en el museo del barrio y no en la junta de estudios historicos, que contrariamente a lo que debería hacer, no se ocupa de salvaguardar el patrimonio arquitectónico de Floresta.
Este tal vez sea uno de los motivos por los que se crea el "Museo de Floresta".
Atte. E U G Ño