martes, 24 de julio de 2007

La peste de las torres

Una nota de opinión, escrita por Sergio Kiernan (Página 12), que recomiendo leer (amantes de las torres abstenerse) y de la cual destaco el siguiente párrafo:
“Esta ciudad que surgió del adobe colonial cometió errores abismales, como la ley de medianeras, y nunca se zonificó de un modo coherente, con lo que no sólo quedó una mezcla de estilos que le dio su encanto, mal que les pese a los puristas, sino que también quedó una ciudad “odontológica”, con dientes largos y cortos, y varias caries por manzana. Raro es el rincón de Buenos Aires que no presenta este aspecto de serrucho. Pero al menos mantuvo una altura pareja en sus picos, con muy raros rascacielos. El serrucho se agravó a partir de la pasión por el edificio de altura, el departamento. Estas estructuras se bancaban cuando por lo menos trataban de no ignorar su entorno. Surgían, claro, como postes sobre las manzanas bajas, pero tenían decoraciones similares, mansardas, balcones de reja ornada, piel de cementos duros.
Fue el estilo moderno el que se pasó por las partes al entorno. Nacido de libros y teorías, indiferente a todo lo anterior, moderno como un punk en sus ganas de molestar y mostrar su superioridad, el estilo moderno se dedicó a romper el entorno, entre otras cosas que rompió. Fue una explosión, pero no por cuestiones intelectuales”.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/m2/10-1005-2006-08-06.html
Torres Mulieris del estudio M/SG/S/S/S. Estas y otras tantas torres se insertan en su entorno con la sutileza de un elefante en una cristalería (si bien la nota se refiere al tejido urbano -torres entre medianeras en una manzana de edificios bajos- las torres de Puerto Madero ejemplifican el concepto de “ciudad odontológica” y “aspecto de serrucho”).

Fuente: http://www.arquimaster.com.ar/blog/?p=33

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