martes, 24 de julio de 2007

Las torres son el prototipo de una ciudad neoliberal

En el diario Página/12 se publicó una interesante entrevista a Roberto Goycoolea Prado. “Los edificios en torre son el prototipo de una ciudad neoliberal, donde el Estado ha dejado en los particulares el control del espacio público”, dice Roberto Goycoolea Prado, director de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Alcalá de Henares, España. Especialista en preservación de cascos históricos, estuvo en Buenos Aires para participar en las Terceras Jornadas Internacionales sobre experiencias de Revitalización de Cascos Históricos, que organizó el Ministerio de Cultura porteño. Goycoolea cuestiona la experiencia porteña de las torres de Puerto Madero, a las que califica como un “disparate”, porque “han roto el paisaje histórico de la ciudad”.

“Las torres generan presiones sobre el entorno (…) son el prototipo de una ciudad neoliberal, donde el Estado ha dejado en los particulares el control del espacio público”.
“La ciudad es pública y no puede quedar en manos de un especulador sumado a unos funcionarios corruptos. El ciudadano tendría que poder decidir sobre lo que pasa en su barrio”.
“Puerto Madero no ha terminado de cuajar porque no hay una vinculación clara con el centro histórico (…) la aparición de las torres frente a la Reserva Ecológica rompen el paisaje tradicional de la ciudad, el horizonte y el río. Han roto la imagen histórica”.
“Puerto Madero es una privatización del paisaje, que es un bien público (…) el caso de estas torres es el ejemplo típico de lo que no se debería hacer en una ciudad”.

Algunos puntos relevantes de la entrevista:

“Lo importante es que la rehabilitación de los cascos históricos no se convierta en una caricatura, lo que se llama el fachadismo: donde sólo se conservan las fachadas pero nada de las estructuras interiores”.

“Más importante que las rehabilitaciones puntuales es la recuperación de la ciudad histórica como modelo de la ciudad a vivir, contrapuesto a lo que es la ciudad moderna que se expande en la periferia”.

“Hay muchos dueños de edificios que los están dejando que se arruinen, están dejando que los ocupen para que se destruyan más rápidamente. Ha salido una figura legal por la que el Ayuntamiento, si un edificio está a punto de convertirse en ruinas, puede obligar al propietario a actuar sobre la edificación y, si no lo hace, expropiar. Esto se hace para evitar la especulación, que se compren pisos y esperar que se deterioren, que lo declaren en ruinas para hacer un edificio nuevo, porque es más rentable hacer una obra nueva que restaurar“.

“La ciudad de Buenos Aires debería insistir en la conservación de un modo de vida, que es la del café, que no sólo es propio del centro histórico sino de toda la ciudad, controlando la instalación de los grandes centros comerciales, manteniendo la vivienda dentro de los barrios, y un sistema de transporte que facilite la accesibilidad”.

“El fenómeno de las plusvalías inmobiliarias es lo que más ataca no solo a los centros históricos sino a la ciudad en general. Hay que plantear qué tipo de ciudad se quiere, y las torres representan un tipo de ciudad que no se ha mostrado más eficiente que ciudades con alturas de 8 a 10 plantas. No ha traído beneficios de ningún tipo: no son más baratas de construir, al contrario. Es mucho mejor una ciudad en alta densidad con baja altura que una ciudad con torres. Porque las torres generan presiones sobre el entorno: se destruye un paisaje, una intimidad, una manera de vivir, se generan conos de sombras… Las torres son el prototipo de una ciudad neoliberal, donde el Estado ha dejado en los particulares el control del espacio público, lo cual es un disparate. Hay que tener en cuenta que la ciudad es pública y es de todos, no puede quedar en manos de un especulador sumado a unos funcionarios corruptos. El ciudadano tendría que poder decidir sobre lo que pasa en su barrio”.

“Puerto Madero es una iniciativa muy interesante, con una primera fase de recuperación muy importante, pero que no ha terminado de cuajar por dos cosas: no hay una vinculación clara con el centro histórico, no hay una pasarela peatonal: a Puerto Madero hay que ir, no se llega. No es como el Congreso, adonde uno llega paseando. Y segundo, lo que me parece un disparate, es la aparición de las torres frente a la Reserva Ecológica, que rompen el paisaje tradicional de la ciudad, el horizonte y el río. Han roto la imagen histórica. En definitiva, es una privatización del paisaje, que es un bien público. Esa consideración de que sólo importa la propiedad del terreno no puede ser. El caso de estas torres es el ejemplo típico de lo que no se debería hacer en una ciudad“.

“El problema del tráfico no tiene solución desde un punto de vista neoliberal, de que cada uno puede tener su coche y entrar a la ciudad. La política a implementar debe ser un mejoramiento del transporte público de superficie, del metro y del taxi, y una restricción cada vez mayor al acceso al casco histórico. El tránsito no sólo deteriora el casco histórico: el coche es un enemigo de la ciudad, es un instrumento estupendo, pero anula los espacios de sociabilización: donde hay muchos autos no se puede reunir gente”.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/reportajes/25-87381-2007-06-30.html
Fuente:http://www.arquimaster.com.ar/blog/?cat=6

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