Según una nota publicada en Clarín ARQ “en 1999, Carrefour adquirió la totalidad de los terrenos tras asegurarse de que la Legislatura porteña les diera normativa. En ella se establecía el permiso para construir comercios y torres de vivienda, a cambio de un parque, una escuela y un túnel bajo las vías del tren. En principio, IRSA iba a ser la desarrolladora, pero la crisis de 2001 postergó los planes, y en 2005 el Grupo Lubrano -al que pertenece la desarrolladora Promenade- compró los once lotes para viviendas”.
Uno podría preguntarse cómo fue que Carrefour “se aseguró” que la Legislatura de la ciudad “les diera normativa” para desarrollar comercialmente el predio. Como fue que se moldeó la normativa para satisfacer las intenciones de inversores privados.
Uno también podría preguntarse por qué la Legislatura (y el Gobierno de la ciudad de aquel entonces) no opuso resistencia en lugar de entregarle en bandeja tremendo predio a quienes pretendían hacer semejante negocio. Uno se pregunta…
Mientras los proyectistas (basados vaya uno a saber en qué) dicen “la situación barrial pedía a gritos las viviendas para aumentar su valor inmobiliario” (¿?), los vecinos difieren: “Otra mala noticia para los que alguna vez soñaron con el gran Parque del Oeste. Un bosque de cemento compuesto por 11 torres de viviendas se levantará en el predio que hasta el año 1991 estuvo ocupado por Albergue Warnes (…) Este negocio inmobiliario contradice la necesidad que tiene la Ciudad de Buenos Aires en cuanto espacios verdes”. (Fuente: ParqueChasWeb)
“Las torres no son mala palabra” aseguran los proyectistas… tal vez (¡y sólo tal vez!) si las pusieran en el lugar adecuado. Pero en medio de este predio me sigue sonando descabellado.
Uno podría preguntarse cómo fue que Carrefour “se aseguró” que la Legislatura de la ciudad “les diera normativa” para desarrollar comercialmente el predio. Como fue que se moldeó la normativa para satisfacer las intenciones de inversores privados.
Uno también podría preguntarse por qué la Legislatura (y el Gobierno de la ciudad de aquel entonces) no opuso resistencia en lugar de entregarle en bandeja tremendo predio a quienes pretendían hacer semejante negocio. Uno se pregunta…
Mientras los proyectistas (basados vaya uno a saber en qué) dicen “la situación barrial pedía a gritos las viviendas para aumentar su valor inmobiliario” (¿?), los vecinos difieren: “Otra mala noticia para los que alguna vez soñaron con el gran Parque del Oeste. Un bosque de cemento compuesto por 11 torres de viviendas se levantará en el predio que hasta el año 1991 estuvo ocupado por Albergue Warnes (…) Este negocio inmobiliario contradice la necesidad que tiene la Ciudad de Buenos Aires en cuanto espacios verdes”. (Fuente: ParqueChasWeb)
“Las torres no son mala palabra” aseguran los proyectistas… tal vez (¡y sólo tal vez!) si las pusieran en el lugar adecuado. Pero en medio de este predio me sigue sonando descabellado.
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